SUPER TRANCON EN CHINA
Foto: Reuters
Cientos de carros están en medio de un trancón a lo largo de una carretera principal en Beijing
Articulo tomado del diario EL TIEMPO de Colombia
Desde el 14 de agosto (2010) los carros forman una caravana de 100 km que atraviesa tres regiones.
Y si el trancón que me tiene atrapado en mitad de la autopista durara para siempre? El cineasta Luigi Comencini planteó este escenario en una divertida película protagonizada por Fernando Rey hace 20 años, llamada 'L'ingorgo' (El atasco).
Una vez más, la realidad alcanza a la ficción en China, donde miles de conductores se encuentran en estos momentos atrapados en el que quizá sea el peor embotellamiento de todos los tiempos. Un trancón que ya completa 10 días y que va a morir a las puertas de la capital.
Algunos camioneros han pasado ya varias noches prácticamente parados. El tráfico discurre tan lento que muchos abandonan sus vehículos para echarse una partida de cartas, un juego de ajedrez o, directamente, una siesta al fresco en la cuneta.
Los chinos son un pueblo sufrido y acostumbrado a largas esperas. De modo que los ánimos no decaen ni tampoco se han organizado grandes protestas.
En declaraciones a la prensa local, hay incluso quien bromea pidiendo que el gobierno organice conciertos de música o espectáculos para hacer más llevadera la espera. Fuera de bromas, otros reclaman que las autoridades les proporcionen al menos agua y comida.
Ahora mismo, el abastecimiento está en manos de improvisados vendedores ambulantes que vienen de aldeas y ciudades colindantes.
Entre ellos, denuncian los conductores, hay quien está haciendo su particular 'agosto' cobrando cifras desorbitadas por botellitas de agua y platos de tallarines y arroz frito, que además llegan a la carretera fríos.
El gobierno ha desplegado 400 policías, pero no parece suficiente para atender la emergencia.
El embotellamiento empieza en los tramos finales de la Tíbet-Pekín, una de las autopistas más largas del mundo. Aunque el problema, en realidad, se encuentra en otra vía, la 110, una carretera que comunica a la capital con la región de Mongolia Interior y que actualmente está cerrada por obras.
Quienes circulan por ella se ven desviados hacia la carretera Tíbet-Pekín. Y de ahí no pasan.
Una opción para aligerar la espera es pagar el peaje de una autopista cercana, pero muchos, especialmente los conductores de camiones, no pueden permitírselo.
Las lluvias, averías y accidentes contribuyen a colapsar por completo el camino durante horas y horas. La situación podría prologarse hasta mediados de septiembre, fecha en la que se espera que acaben las obras.
A pesar de las masivas inversiones en infraestructura, el desarrollo acelerado de China ha sacado a las carreteras millones de vehículos de la noche a la mañana, que hacen intransitables muchos tramos.
China es ya el primer mercado automovilístico del mundo, donde se venden unos 900.000 utilitarios y más de 325.000 camiones al mes. A este ritmo, la periferia de Pekín se convertirá pronto en un eterno atasco. Más o menos, como en la película de Comencini.
ÁNGEL VILLARINO
PARA EL TIEMPO
PEKÍN
Cientos de carros están en medio de un trancón a lo largo de una carretera principal en Beijing
Articulo tomado del diario EL TIEMPO de Colombia
Desde el 14 de agosto (2010) los carros forman una caravana de 100 km que atraviesa tres regiones.
Y si el trancón que me tiene atrapado en mitad de la autopista durara para siempre? El cineasta Luigi Comencini planteó este escenario en una divertida película protagonizada por Fernando Rey hace 20 años, llamada 'L'ingorgo' (El atasco).
Una vez más, la realidad alcanza a la ficción en China, donde miles de conductores se encuentran en estos momentos atrapados en el que quizá sea el peor embotellamiento de todos los tiempos. Un trancón que ya completa 10 días y que va a morir a las puertas de la capital.
Algunos camioneros han pasado ya varias noches prácticamente parados. El tráfico discurre tan lento que muchos abandonan sus vehículos para echarse una partida de cartas, un juego de ajedrez o, directamente, una siesta al fresco en la cuneta.
Los chinos son un pueblo sufrido y acostumbrado a largas esperas. De modo que los ánimos no decaen ni tampoco se han organizado grandes protestas.
En declaraciones a la prensa local, hay incluso quien bromea pidiendo que el gobierno organice conciertos de música o espectáculos para hacer más llevadera la espera. Fuera de bromas, otros reclaman que las autoridades les proporcionen al menos agua y comida.
Ahora mismo, el abastecimiento está en manos de improvisados vendedores ambulantes que vienen de aldeas y ciudades colindantes.
Entre ellos, denuncian los conductores, hay quien está haciendo su particular 'agosto' cobrando cifras desorbitadas por botellitas de agua y platos de tallarines y arroz frito, que además llegan a la carretera fríos.
El gobierno ha desplegado 400 policías, pero no parece suficiente para atender la emergencia.
El embotellamiento empieza en los tramos finales de la Tíbet-Pekín, una de las autopistas más largas del mundo. Aunque el problema, en realidad, se encuentra en otra vía, la 110, una carretera que comunica a la capital con la región de Mongolia Interior y que actualmente está cerrada por obras.
Quienes circulan por ella se ven desviados hacia la carretera Tíbet-Pekín. Y de ahí no pasan.
Una opción para aligerar la espera es pagar el peaje de una autopista cercana, pero muchos, especialmente los conductores de camiones, no pueden permitírselo.
Las lluvias, averías y accidentes contribuyen a colapsar por completo el camino durante horas y horas. La situación podría prologarse hasta mediados de septiembre, fecha en la que se espera que acaben las obras.
A pesar de las masivas inversiones en infraestructura, el desarrollo acelerado de China ha sacado a las carreteras millones de vehículos de la noche a la mañana, que hacen intransitables muchos tramos.
China es ya el primer mercado automovilístico del mundo, donde se venden unos 900.000 utilitarios y más de 325.000 camiones al mes. A este ritmo, la periferia de Pekín se convertirá pronto en un eterno atasco. Más o menos, como en la película de Comencini.
ÁNGEL VILLARINO
PARA EL TIEMPO
PEKÍN
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